Un millón de litros de oro para escanciar

A la sidra asturiana con denominación de origen protegida (DOP) le pasa como a los buenos perfumes: se vende en pequeñas dosis y bajo exhaustivos controles de calidad. Así lo imponen las reglas de la marca europea que ampara en la actualidad a más de un millón de litros de producción sidrera de la región, cantidad ínfima frente a los 35 millones de litros de sidra que salen de los lagares asturianos cada año, pero que experimenta un crecimiento progresivo. Junto a la sidra con denominación de origen, la otra sidra con etiqueta de calidad, la marca de «manzana seleccionada» que poseen seis llagares y que han puesto en el mercado 1,3 millones de litros.

Si hace unas semanas se presentaba en sociedad la bebida de manzana seleccionada, a la sidra con etiqueta europea le tocó ayer en Oviedo, con la presentación de la cosecha correspondiente a 2010 en el marco del II Salón de las sidras con denominación de origen, que se celebró en el Palacio de Congresos de Calatrava.

Los expertos, con el presidente del Consejo Regulador, Eloy Cortina a la cabeza, recalcaron la calidad de la sidra, calificada por los catadores como «muy buena», debido a las condiciones meteorológicas del pasado verano, que dieron lugar a manzanas equilibradas en acidez y dulzor. La opinión de los profesionales la refrendaron más de mil personas que pasaron en la mañana y tarde de ayer por este salón sidrero para degustar más de 1.000 litros pertenecientes a 23 de los 25 lagares integrados en el Consejo Regulador, y que en total dieron a probar 30 sidras diferentes. La gerente del Consejo Regulador, Reyes Ceñal, fue la encargada de dar la bienvenida a los invitados. En su intervención aseguró que es necesario modernizar los lagares, promocionar las sidras espumosas y de nueva expresión y exportar la bebida regional para que el sector continúe creciendo como agente económico y cultural del Principado.

Además de disfrutar de la sidra con denominación de origen, el Consejo Regulador entregó sus distinciones anuales. El de la «sidra espumosa institucional» recayó en Valle Ballina y Fernández. Españar fue premiada como «sidra natural de nueva expresión institucional» y El Santu como «sidra natural tradicional institucional». En lo tocante al sector cosechero, el homenaje fue para el naveto José María Díaz, propietario de unas diez hectáreas de pomares en los que crecen la flor y nata de las manzanas de la región.

Díaz aseguró que el secreto para conseguir una buena materia prima es «tener el árbol, plantarlo en el sitio adecuado, darle los cuidados necesarios y dejar que actúe la naturaleza». El broche de oro a las distinciones lo puso la que glosa al embajador de la sidra natural 2011, que en esta ocasión recayó en el piragüista maliayés Manuel Busto, que sorprendió por su puesta en escena, ya que literalmente salió de un tonel de sidra para recoger el premio. Busto agradeció el reconocimiento en un momento en el que «me encuentro más cerca de la retirada que de la piragua». Hasta el concejal de Turismo del Ayuntamiento de Oviedo, José Ramón Pando, presumió de «sidrero» y se remontó a los orígenes de su familia, en Villaviciosa. El consejero de Medio Rural en funciones, Aurelio Martín, destacó que la sidra es «la bebida de Asturias».

La denominación de origen ampara tres tipos de sidras: naturales, espumosas y las de nueva expresión. Las dos últimas, las más novedosas, son las que alcanzan menor porcentajes de ventas, aunque son muy populares entre los turistas, según señaló Reyes Ceñal. Sólo siete elaboradores de los adscritos a la marca producen sidra de nueva expresión (la que no se escancia y se sirve como un vino). Otros cuatro hacen espumosa. Martín, de despedida y ante el cambio de Gobierno, subrayó los esfuerzos realizados por mantener la sidra como «generadora de empleo e identidad cultural» en Asturias.

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