La denominación de origen de la sidra asturiana elabora al año unos 400.000 litros, una cifra que va en aumento a medida que la sidra amparada por la marca de calidad se va conociendo más entre los consumidores. Desde el año 2004, las sidras con denominación de origen se distinguen de las que no llevan la marca de calidad por dos detalles. En primer lugar, la contraetiqueta que concede el Consejo Regulador a los productos calificados. En segundo lugar, el uso de la marca genérica Sidra de Asturias, registrada por el Consejo Regulador para la utilización exclusiva de las sidras que ampara. Los tipos de sidra con denominación son la natural, la llamada de mesa o nueva expresión y la bebida que se denomina «sidra» a secas, elaborada con el método «champenoise». La sidra natural «tradicional» se conoce también como sidra en rama, que es lo mismo que decir que no ha sido filtrada. Por su parte, la sidra natural de mesa o nueva expresión se diferencia de la primera básicamente en que es una sidra filtrada y estabilizada, con carácter y cuerpo ideales para disfrutarla acompañando aperitivos, pero, sobre todo, mariscos y pescados. En la tercera variedad, la toma de carbónico se realiza siguiendo el procedimiento tradicional del método «champenoise». Para esta bebida también están permitidos otros dos métodos de elaboración: el de grandes recipientes y el de recuperación del gas durante la fermentación y su incorporación a la sidra antes de que se embotelle. Esta sidra, cuyo color es más pálido que el de las otras, debe servirse fría, a unos siete grados, siendo buena compañera de cualquier tipo de comida ligera, pescados, mariscos, quesos frescos, así como para cualquier tipo de postre. El Consejo Regulador, presidido por José Cardín, solamente autoriza 22 variedades de manzana para hacer sidra con denominación. El 41,4 por ciento de las plantaciones de manzana inscritas en el Consejo Regulador son jóvenes y aún no producen fruta. Son necesarios cuatro años para que una pomarada entre en producción y ocho para lograr el máximo rendimiento. En cuatro años la producción se duplicará. Solamente un 27 por ciento de las pomaradas inscritas tiene más de ocho años. Muchas de ellas son fincas antiguas, sin manzanos de poda en eje vertical, recomendados por el Serida, y con un alto grado de alternancia de cosechas. Aun así, el suministro de manzana no corre riesgos. En el futuro las plantaciones serán objeto de auditorías más estrictas para verificar las clases de manzana.