Un estudio realizado por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Sidra de Asturias augura que en los próximos años sobrará manzana para elaborar sidra con marca de calidad, a tenor de las cantidades empleadas en la actualidad. El suministro para la bebida regional está más que garantizado por la entrada en producción de las nuevas plantaciones que se han llevado a cabo en los últimos años. El informe también afirma que la alternancia de las cosechas también irá en disminución, aunque aclara que siempre se sucederán años con menos fruta. El consejo regulador, con sede en Villaviciosa, se está planteando incluso abrir una lista de espera para las plantaciones que quieran inscribirse en la denominación de origen. El 41,4 por ciento de las plantaciones del consejo son «jóvenes» y aún no producen fruta. Son necesarios cuatro años para que una pomarada entre en producción y ocho para lograr el máximo rendimiento. En cuatro años la producción se duplicará. Solamente un 27 por ciento de las pomaradas inscritas tiene más de ocho años. Muchas de ellas son fincas antiguas, sin manzanos de poda en eje vertical, recomendados por los técnicos, y con un alto grado de alternancia de cosechas. Aun así, el suministro de manzana no corre riesgos. Estas plantaciones serán objeto de auditorías más estrictas para verificar las variedades plantadas. El consejo regulador, presidido por José Cardín, solamente autoriza 22 variedades de manzana para hacer sidra con denominación de origen. Hace tres años se estableció un plazo de siete años para implantarlas. Quedan cuatro años para lograr el objetivo. El exceso de manzana podría no ser tanto si va parejo a un progresivo aumento de la producción.