EL ESCANCIADO

El escanciado despierta el interés de cualquier turista y se considera una imagen icónica de Asturias. Este surge con la intención de simular la acción de espichar el tonel en el llagar.

Para despertar el carbónico y alcanzar la frescura de su sabor, la sidra natural tradicional debe ser servida utilizando una técnica muy particular, el escanciado, que requiere una considerable habilidad y precisión.

Una buena materia prima y su trato es importante para conseguir un buen resultado. Es necesario que el establecimiento almacene la sidra en un lugar frasco y cuando vaya a servirla, su temperatura sea de 12 – 14ºC.

Durante décadas los escanciadores han conseguido con su técnica llevar la sidra natural tradicional al punto máximo de calidad. Con esta
técnica se mejora notablemente el sabor y aroma de este tipo de sidra.

Se deben usar unos vasos específicos para ello, vasos de sidra, con un grosor de cristal lo más fino posible y la cantidad de sidra escanciada (culete) no debería ser inferior a 100 ml.

El escanciado implica adoptar una postura recta sosteniendo la botella alta sobre la cabeza y el vaso inclinado debajo de la cintura, en el centro del cuerpo, de forma que el chorro de sidra debe ser recto y caer en el borde del vaso, despertando las mejores cualidades de esta bebida refrescante.

Una vez vertido en el vaso, esto se denomina “culete”, se debe beber inmediatamente de forma continuada para disfrutar del sabor de las burbujas que han sido vitalizadas por el escanciado.

Actualmente, cada bebedor usa un vaso de forma individual, pero la botella se suele compartir, llegando a ser la medida ideal de la botella seis culetes de sidra.

 

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