Ya hay gente que pide la sidra en función del precio, la marca y la calidad

La marca de manzana seleccionada ha despertado suspicacias en el sector de la sidra, especialmente en lo referente a la Denominación de Origen. Samuel Trabanco, uno de los lagareros de más peso de Asturias y uno de los firmantes de la iniciativa presentada esta semana, mantiene que con ella defienden el producto tradicional. También apunta a la exportación como única medida de crecimiento. -Algunos lagareros consideraron una traición a la Denominación de Origen (DO) la marca de manzana seleccionada que lanzó su lagar y otros cinco. -Es un proyecto empresarial y los proyectos empresariales hay que respetarlos. No se puede criticar sin saber por qué, simplemente porque tú no participas. Creo que son perfectamente viables y compatibles la manzana seleccionada y la Denominación de Origen. Ésta es una garantía de origen muy válida y necesaria para la exportación. Al final, el que gana es el consumidor, que tiene la posibilidad de elegir lo que más le gusta. -�Por qué, entonces, la marca? -La manzana seleccionada nació por un mal enfoque de la Denominación de Origen hacia la sidra tradicional. En un principio se pretendió que ésta no entrara. Al final se llegó al consenso de que la sidra tradicional estuviera protegida por un plazo transitorio de tres años y, como ninguna de esas medidas nos satisfizo, nos agrupamos, elaboramos un borrador y echamos a andar una marca de calidad. Es cierto que, con los años, tuvimos la invitación de la Consejería de Medio Rural y del Consejo Regulador de hacer desaparecer esta marca e integrarnos en la Denominación, pero eso fue después de estar el producto en el mercado varios años y de darnos cuenta de que teníamos unos consumidores exclusivos y un canal de venta fidelizado. Ahora se vende casi el triple de botellas calificadas de manzana seleccionada que de la Denominación de Origen. -Se habla mucho de que el consumo de sidra ha tocado techo en Asturias. -Si en Asturias tenemos algo más de un millón de habitantes y consumimos del orden de treinta millones de litros de sidra, obviamente muchos más no se pueden consumir. Si tenemos en cuenta que la mitad de la gente no puede beber por distintos motivos, para los que quedamos es un consumo impresionante que deja incrédula a la gente de otros sectores como la cerveza o el vino. Para los asturianos la sidra es un artículo de primera necesidad, como es para otros el agua, la leche o el pan. Sales fuera de aquí tres o cuatro días y cuando vienes y entras por el Huerna ya estás esperando parar en Oviedo o en el primer sitio a tomar un par de botellas. -�Se acostumbrará la gente a precios distintos para calidades distintas? -Cambiar las normas es muy difícil, todo lleva un tiempo. En Asturias siempre hubo el mismo precio para toda la sidra, no había diferenciación de marcas. Gracias a Dios, con el etiquetado se van diferenciando las marcas y la calidad. Pero eso lleva un tiempo. Ahora hay diferenciación de precios, de marcas y de calidad. No es mucha, pero sí hay gente que ya pide la sidra por marca, que lleva una diferenciación en los precios y, obviamente, en la calidad. -�Cree, entonces, que el futuro pasa por la calidad? -Creo que por la calidad pasa el futuro, el presente y el pasado. Los lagares que nos quisimos posicionar, tener marca, siempre pretendimos ganar la batalla en la calidad. Al menos, es lo que nosotros intentamos, con más o menos suerte. Una vez hecho esto, el crecimiento de la producción de sidra está fuera de Asturias. Hace diez o doce años, la sidra natural era desconocida en España y hoy la aprecia todo el mundo. Y esto viene, más que por nuestro esfuerzo, por el turismo. Aquí llega mucha gente que en cuanto prueba la sidra les parece amarga, ácida, pero al marchar ya les entusiasma, les enamora y todos van con su caja de sidra para casa. Hoy se exportan fácilmente entre siete y ocho millones de litros y yo creo que es ahí donde está nuestro objetivo, debemos agudizar la imaginación para lograr que siga creciendo el consumo. -�Está de acuerdo con que la mejor manera de exportar sidra es a través de las franquicias? -El modelo de las franquicias, en prácticamente todos los negocios, no implica que todo el consumo vaya sobre ese modelo. No vamos a canalizar toda la venta a través de una franquicia. Con ella vamos a enseñar la sidrería, un tipo de hostelería que es desconocido fuera de Asturias, pero yo creo que se puede consumir la sidra en muchos más locales. Tenemos que conservar el espectáculo en la barra. En Trabanco acabamos de sacar unos brazos de bronce que hacen de grifo encima de la barra, desde donde cae la sidra a la altura del tamaño humano desde barriles de 30 litros. Hace espectáculo y llama la atención. -Así que todo es cuestión de imaginación. -Hay que reconocer que los asturianos no somos buenos vendedores y no hay que olvidar que los lagareros procedemos del medio rural. Nuestro carácter no es netamente empresarial, comercial y vendedor y nunca salimos a vender, esperamos a que nos vengan a comprar. Creo que hay muchas promociones en la región y debía de haber más fuera de Asturias. -Se dice que el sector no está muy unido. -Depende de lo que se entienda por unión. Si la unión es ‘no me vendas sidra a aquel cliente que es mío’, entonces hay desunión, porque cada uno tiene que vender lo suyo y es la ley del comercio. Pero yo no creo que la unión sea eso. La unión se da en momentos muy puntuales, cuando tengamos que hacer un cambio en la reglamentación, una campaña de promoción o una propuesta de plantación de quinientas hectáreas de manzanos.

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