�Ya está aquí! Los rumores resultaron ser ciertos y la subida del precio de la sidra en Gijón es un hecho palpable. Algunas de las principales sidrerías del centro ya han comenzado a «ajustar» los precios, con encarecimientos que van desde los 10 hasta los 30 céntimos. Estos locales han servido de lanzadera para los demás y se esperan nuevos aumentos hasta que se equiparen los precios, lo cual demuestra la ausencia de competencia empresarial entre las sidrerías gijonesas. «La subida me parece muy mal. Sube todo, menos los sueldos», protesta Justo Andrés Bello, uno de los consumidores más contrariados, al igual que Mónica Heres Blanco, quien mostraba enérgicamente su rechazo ante «una subida que es injusta puesto que la sidra es una bebida que tradicionalmente ha sido siempre muy asequible. Van a matar la gallina de los huevos de oro», apuntilla esta gijonesa declarada «amante de la sidra». Por otra parte, Secundino Valvidares, dueño de la sidrería Casa Cuno, se mostraba rotundo al decir que esta subida «es normal por el alto coste que conlleva un negocio y el mantenimiento de los empleados», justifica Cuno, que precisa: «Hacienda no pregunta. Además, en Asturias la hostelería es más barata que en otras regiones, luego no entiendo las quejas». El hostelero, instalado en la céntrica calle del Marqués de San Esteban, sostiene que «la sidra siempre se equiparó con los cubalibres y ahora la diferencia es cada vez mayor entre ambas; aquí mantenemos la botella al precio habitual de 2,10 euros aunque pronto nos veremos obligados a variarlo para hacer frente a los gastos». Asimismo, desde la sidrería La Farola, Andrés Rivero Addeo, dueño del negocio, tildaba la polémica de «completamente normal puesto que se debe llegar a un consenso entre todos a la hora de fijar el precio». Y es que cada botella de sidra requiere de siete servicios por parte de un camarero, recuerda Rivero, que encadena: «Si a esto sumamos el pincho de balde, el aumento resulta inevitable». Por el momento, la botella, en La Farola, sigue a 2,10 euros. Veremos hasta cuándo. En La Galana lo único que ha cambiado este verano es el precio de la sidra. Daniel Rodríguez García, camarero del local, afirma que hace tres años que no había alzas «y de este verano ya no pasa. Nosotros hemos subido 20 céntimos la botella para llegar hasta los 2,30 euros». Además desde La Galana aseguran que «las demás sidrerías la van subir en breve porque, aunque la gente se queje, este aumento es necesario para la supervivencia del negocio». Sin embargo, todos recuerdan en Gijón que los chigres aprovecharon el cambio a la moneda comunitaria para fijar en dos euros (333 pesetas) el precio de la botella que hasta entonces costaba 250. Y más: hace dos veranos, la mayoría de las sidrerías comenzó a exigir diez céntimos más por cada botella. Casa Segundo está en Cabueñes. Allí han apostado por mantener el precio de la botella en 2 euros. Según el dueño, Jesús García Castiello, «la sidra no tiene por qué subir, sólo tratan de aprovecharse del turismo», denuncia el hostelero. «De todas maneras, tienen la culpa quienes van a sitios caros, porque los lagares mantienen el precio; son los bares los que lo suben y debería ser al contrario», agrega. En lo referente al precio de la sidra, en El Cartero continúa estable en los 2,50 euros. «Tengo mi público y la subida no me afecta», refiere su propietario, que añade: «De todas formas, me parece algo normal ya que en tres años sube mucho el precio de casi todo». Por parte del consumidor no sólo hay quejas, sino también comprensión, como la de Eva María Rey García: «No estoy de acuerdo con la subida porque soy un consumidora asidua, pero aun así entiendo que después de tres años se produzca este aumento. No creo que reduzca el consumo ni elija una sidrería u otra ateniéndome al precio». Las palabras de Eva María las suscribe José Miguel Arcilla Huerta, que se declara «partidario de la subida. Pase lo que pase, yo voy a seguir tomando lo mismo, y después de varios años parece que este verano ya toca». Un clásico. Tino el Roxu. La subida es «completamente necesaria», conforme su criterio. �Por qué? «La sidra necesita una elaboración muy costosa, y ahora la vendemos a 2,20 euros, sólo 10 céntimos más que hace unos días». «El precio de una coca-cola es mucho más caro, y no necesita apenas elaboración», puntualiza. Por último, José Luis González, gijonés afincado en Avilés, confirmaba que allí «la sidra ya había subido antes que en Gijón, pero es razonable tratándose de una bebida muy sana para el cuerpo. Yo no bebo nada más que sidra y, cueste lo que cueste, seguiré bebiéndola». La manzana de la discordia no sólo está en el paraíso terrenal, sino también en el «natural». Lo que no está tan claro es quién es Adán ni quién Eva. De cualquier modo, no hay motivo para alarmarse. La sidra no llegará al río, sino que seguirá consumiéndose aunque los gijoneses deban rascarse un poco más el bolsillo. Ya se sabe que en Gijón, mientras abunde la sidra, lucirá el sol hasta en los días más nublados y habrá confianza en que el Sporting vuelva a jugar en Primera. Si sube la vivienda, pase; si suben los transportes, pase; si sube la comida, pase; pero si nos suben la sidra…